1 Ruidosas vuvuzelas. Considerada la música de los estadios. Pero una pesadilla para quienes estaban en asientos delanteros y para las cadenas televisivas que no lograban transmitir con nitidez. Pero no hay dudas de que las vuvuzelas signaron la identidad de Sudáfrica, por encima de Nelson Mandela. Se decía que el estruendo de estas cornetas zulúes era comparable a las turbinas de un avión. Pero para los miles de asistentes a los estadios, las vuvuzelas se convirtieron en una excusa más para participar del calor de la fiesta futbolística, realizada por vez primera en el continente africano. Lo cierto es que su sonido dentro de los estadios se convirtió en la banda sonora del Mundial. Un narrador gringo dijo que semejaba al zumbido de una colonia de abejas gigantes. A más de uno se le ha ocurrido importarlas para acallar las latosas cadenas obligatorias de Hugo Chávez. Mala no es la idea.
2 Paul, Nostradamus del siglo XXI. Famoso por sus pronósticos solamente para la selección alemana –que luego se extendieron a los partidos de la final–, este habitante del acuario alemán de Oberhausenle le imprimió cierto aire mediático y de superstición a un deporte cuyos protagonistas creen de verdad en la mala suerte. De allí los mensajes por Twitter y Facebook que circularon por parte de algunos alemanes (y más tarde de los holandeses) para hacer desaparecer al oráculo de ocho tentáculos que pegó los ocho resultados a los que fue “consultado”, incluyendo el ganador de la final entre Holanda y España. El método de elección era simple: optar por cuál mejillón comer primero entre dos cajas distintas, con las banderas de los dos países en cuestión. Hasta un científico especuló que los pulpos preferían los colores fuertes y por eso se iba por la “roja”. Sea como sea, Paul se volvió en personaje del Mundial, y ahora un municipio de Galicia quiere adquirirlo al precio de 30 mil euros y presentarlo en una feria que se celebra en agosto y declararlo hijo ilustre. Apúrense. Paul tiene sus días contados y las autoridades del acuario de Oberhausenle le auguran seis meses de vida. ¿Fallarán en ese pronóstico?
3 El Waka-Waka de Shakira. Definitivamente, la cantante colombiana se globalizó con este himno del Mundial Sudáfrica 2010 que se bailó en 187 países el día de su estreno. Su versión en inglés “This time for Africa” ha recorrido el mundo entero con motivo de la Copa del Mundo, además ha causado polémicas por una supuesta demanda. Dicen que el estribillo de la canción pertenece a “El negro no puede”, composición de Wilfrido Vargas e interpretada por Las Chicas del Can. Se dijo que el dominicano planeaba demandar y Shakira tendría que pagar 11 millones de dólares. Pero, visto lo impopular de esa acción, Wilfrido Vargas reculó y, como Ingrid Betancourt, dijo que no pensaba demandar a nadie. La verdad es que el origen del estribillo proviene de un canto popular africano que, según algunos intérpretes significa lo siguiente: Za mina mina he he (Vengan, ustedes, ustedes, he he) Waka Waka he he (a Brillar, a Brillar, he he). Sin dudas, Shakira tocó los cielos al ser vista por casi 700 millones de telespectadores en todo el mundo. Falta contar los millones que se metió y los que vendrán cada vez que alguien cante el Waka Waka.
