PUNTA DEL ESTE.- Explosiva, seductora, simpática. Con su ritmo contagioso Shakira removió la península oriental con lo que fue el principal show de este verano. Varias horas antes del show, los alrededores del parking del hotel Conrad mostraron un movimiento inusual. No es común ver en Punta del Este un dispositivo de seguridad como en esta ocasión, ni tantos fans de todas las edades esperando tanto tiempo antes de un recital. En un fin de semana largo por los feriados de Carnaval, con un aluvión de turistas brasileños y argentinos, el domingo fue un día espléndido para la playa. Pero el entorno del recital de Shakira generó una expectativa que no es común en esta ciudad balnearia
¿Cómo pagó la cantante colombiana? Con un show que comenzó 45 minutos después de lo anunciado, pero que desde principio a fin, incluso los dos bises que regaló a la medianoche, mantuvo una energía contagiosa que llegó incluso a los balcones de edificios vecinos. Fue una fiesta.
Las entradas se habían agotado varias semanas antes y alrededor del parking se instalaron muchas familias con la intención de ver o escuchar el recital desde afuera. Ahí permanecieron hasta la última canción, que fue el punto más vibrante de la noche con un Waka-waka cantado a coro y una lluvia explosiva de papelitos que inundó la platea.
El comienzo fue el previsto para los que hubieran leído crónicas de sus shows en Argentina, pero eso no significó que no fuera emotivo. Para algunos una novia de rosada, para otros una "boxeadora" camino al ring, para otros una mujer misteriosa dispuesta a mostrarse tal cual es, Shakira se tomó unos minutos mientras caminó por la platea rodeada de custodias, cantando suavemente "Pienso en ti".
Flashes de fotos amateurs, gritos de fans, sorpresa de público que quería tocar a la cantante, todo lo que conformaba un clima especial para el comienzo del show. Ella, casi sin mover la boca, micrófono en mano entonaba "Cada día pienso en ti / pienso un poco más en ti / despedazo mi corazón / se destruye algo de mi / cada día pienso en ti .".
Ese clima se dio hasta que subió a la pasarella del escenario, se quitó esa bata con capucha y quedó de oro y negro. La calza de cuero negro la mantuvo siempre, a veces oculta tras una larga pollera, otras veces debajo de babuchas coloridas. El top dorado fue cambiado más adelante o arrancado para lucir corpiño en uno de sus juegos de seducción que brinda la colombiana en escena.
Ahí sacudió al parking del Conrad y las afueras del hotel, desbordadas de un entusiasta público. "Sólo una cosa quiero pedirles: disfruten; estoy aquí para complacerlos", gritó la mujer que salió de Barranquilla hace muchos años para cautivar enseñando cómo se mueven las caderas. "Punta: ¡esta noche soy toda tuya!": así anunció su entrega al público.
Antes que Shakira, la modelo argentina Valeria Mazza fue centro de miradas y de decenas y decenas de cámaras fotográficas. Entró con su esposo y en primer momento, en medio de cruces de flashes, el comentario era que se trataba de Susana Jiménez. En la platea estaba Julio Bocca, Roberto Giordano, el empresario periodístico Daniel Hadad con su esposa, el músico uruguayo Jaime Ross.
La gira latinoamericana, que lleva el nombre de su último disco "Sale el sol", comenzó el 1º de marzo en Salta, siguió por Córdoba y Buenos Aires, y tras este recital en Punta del Este irá por Paraguay, Chile, Colombia (en su país actuará sólo en la capital), Brasil (Porto Alegre, Brasilia y San Pablo), Bolivia, Perú, Venezuela, Santo Domingo, México (en tres ciudades), Guatemala y Costa Rica.
Luego captó mucha atención al dar una clase de sus clásicos movimientos. "Tengo una idea . sólo para mujeres, a ver que suba dos chicas .. o cuatro, que suban cuatro para bailar conmigo", dijo Shakira en un recital que nada está librado al azar sino que cada show repite la misma rutina. Luego que las cuatro chicas -muy emocionadas- intentaron imitar a la colombiana, Shakira pidió al público: "ahora todo el mundo, uno, dos y tres, cadera, cadera, y va, y va, ¡y salta ..!". Y ahí nadie quedó sentado.
Luego se calzó la guitarra y brindó una linda versión de "Inevitable", y el cambio de vestuario permitió que junto a sus músicos se instalara en la punta de la pasarella para generar un clima más íntimo. El punto alto de esa parte del show es el contrapunto que hace con el percusionista, que "logra" mover el cuerpo de Shakira en el piso hasta despertar vibrante.
Tras la calma, la platea volvió a explotar con "Soy gitana". La colombiana saludó a los vecinos del edificio que está frente al parking del Conrad y veían el show desde terrazas y balcones. Los invitó a mover los brazos y también ahí tuvo buena respuesta.
En la platea aparecieron muchos "soles" de cartón para saludar el tema principal del nuevo disco. Las canciones "Loca" y "Loba" dejaron un clima alto sobre la medianoche. Tras despedirse, volvió al escenario para dos últimos temas y el final fue diversión pura con un africano "waka-waka" que cantaron y bailaron todos. Muchos niños que aparecieron en el escenario y una lluvia de papelitos que tapó a un público que no paraba de tomar fotos mientras meneaba las caderas.