Para hablar con Shakira primero hay que hablar con Aíto de la Rúa. Como buen manager, Aíto nos espera en la puerta del edificio de la Sony, en pleno Midtown -el medio- de Manhattan, donde se hará la entrevista. Y ya desde el viaje en ascensor hasta el piso 22 nos explica lo contenta que está Shakira, qué buen año pasó, cuántos proyectos tiene en carpeta, lo feliz que está con este disco nuevo, etcétera, etcétera, etcétera. También habla sobre los compromisos extramusicales de su cuñada. La noche de su show en Nueva York, en las plateas del Madison Square Garden estaban Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, y Michelle Bachelet, ex presidente de Chile.
Al día siguiente, parece que Shakira estaba agotada y por eso tuvo que suspender todas sus actividades que, además de esta y otras entrevistas, incluían un encuentro con Bill Clinton. Tanta cumbre presidencial responde a la filantropía: cual Bono con polleras, Shakira creó las fundaciones Pies Descalzos y ALAS (América Latina en Acción Solidaria). “Le pedían muchas cosas y no podía estar en todos lados al mismo tiempo, entonces decidió focalizarse en un tema: la educación de los chicos”, explica Aíto, alguna vez vinculado él mismo a ese tema como director ejecutivo del portal estatal Educ.ar, en tiempos de la presidencia de su papá. “Por eso tiene que hacer lobby... Bueno, no lobby, sino tratar de que los políticos y empresarios se ocupen de temas educativos”.
La charla sigue y justo cuando empezábamos a entrar en confianza y a olvidarnos del grupo Sushi, el corralito, los balazos en Plaza de Mayo y prejuicios por el estilo, la acción se traslada a una oficina con una mesa eterna, incrustada de parlantes, con las paredes decoradas con retratos de músicos de la casa: en un lugar destacado, pegada a la del finado Michael Jackson, está la foto de Shakira. Ahí escucharemos, ipod mediante, el nuevo disco, Sale el sol , y veremos el video de la canción del disco destinada a ser hit: Loca . Hay tiempo de sobra para todo, porque ella está retrasada: estuvo grabando su participación en el programa de David Letterman, después se juntó con el presidente Santos y, encima, caos de tránsito en Nueva York, titularían los medios argentinos, por culpa de la Asamblea General de las Naciones Unidas y los presidentes con sus comitivas desplazándose de hoteles cinco estrellas a restaurantes cinco tenedores.
Pese a la amable charla, Aíto nose olvidó de los prejuicios: “No vas a preguntarle demasiado sobre política argentina, ¿no?”, tantea antes de llevarnos a la antesala del cuarto en el que, ahora sí, está ella. Como refuerzo, suena el celular: “Tratala bien” nos ruega, desde Buenos Aires, el responsable de hacerle prensa a la colombiana en la Argentina. Pero ¿quién estará ahí adentro? ¿Shakira o Charles Manson? Aíto entra al cuarto, sale con un periodista estadounidense y, antes de hacernos pasar, pregunta/pide/sugiere otra vez: “Política argentina no, ¿no es cierto?”. Cierto: hace rato que ella ya dijo lo que tenía que decir sobre su suegro. Que era un gran ideólogo, un intelectual... En fin, para qué obligarla a repetir frases así. Más aún cuando lo primero que dice, más bien grita, es “¡Me muero de hambre y de sed!” Está íntegramente vestida de negro, con su metro cincuenta sobre unas botas de tacos altísimos y tiene cara de cansada. Olvidemos a Chupete: mejor hablar de fútbol o algo así. “Fue muy importante lo del Mundial: un mes increíble. Un viaje genial. Todos los días me levantaba con una sonrisa en la cara. Me acercó a tantas culturas, me hizo entender un poco más al fútbol, por qué despierta esa pasión en la gente. Nunca me había pasado de llegar a un país y que los oficiales de migración me recibieran bailando una canción mía. Hay picos en mi carrera con una que otra canción que le da la vuelta al mundo. Me pasó con Whenever Wherever , Hips Don’t Lie y Waka Waka . Canciones que logran sintetizar la sensibilidad global, demostrar que no hay tantas diferencias entre lo que siente una persona en Bangladesh o en Bolivia. En este caso se lo debo a los ritmos africanos: la percusión tiene ese efecto de universalidad”.
Una asistente entra cargada de paquetes de latitas de gaseosas y papas fritas, maní, galletitas. Shakira les mete mano sin dudarlo: en adelante, esto será como entrevistar a la Gorda con helado de Julieta Pink, salvo que esta chica es flaca y hablará con la boca llena no de helado, sino de snacks. Estábamos en el asunto de la fama planetaria: esa proyección mundial, se supone, habrá ayudado a desterrar frases como “todavía dudo mucho de mi capacidad”, dicha exactamente un Mundial atrás, en 2006. “Sabes, el Waka Waka me dio mucha confianza, muchas respuestas. Me hizo sentir querida. Tanta gente me dio abrazos y besos ese mes... Supongo que a veces eso es todo lo que un artista necesita. Este álbum (crunch crunch) viene acompañado de toda la confianza y la emoción que me dio el Mundial: sentí que el sol brillaba para mí. Es más evidente el cariño de la gente, mi misión y propósito como artista. Se ve mucho más claro el panorama para mí, me entiendo mucho más”.
Los años ayudan: ya tenés 33.
Suena feo, pero... es la verdad. Están floreciendo cosas nuevas y bonitas en mí. Este álbum es tan luminoso... La portada del disco terminamos haciéndola un día en que no estábamos haciendo fotos. Y el video tambén: teníamos todo un set reservado, pero yo le dije al director “esto no va, vamos a la calle, donde está la gente”. Filmamos sin permiso por toda Barcelona, con él (crunch crunch) siguiéndome por todas partes: patinando, metiéndome en una fuente pública, andando en moto...
Un intento de ser más espontánea.
Estaba asfixiada por las exigencias de la industria. Y de pronto, ¡crack! Hago como en el show, donde me rompo la camisa. Es una liberación.
Podría pensarse que al llegar más arriba se tiene más libertad, pero parece que es al contrario: las exigencias son mayores.
Es extraño, ¿no? Porque cuando pareciera que podrías estar más en control de tu vida, te ves más encerrada. Este video muestra la liberación, el florecimiento, la alegría. Cada canción va mostrando por dónde vas en la vida: son expresiones subconscientes. Mi arte (crunch crunch) es siempre muy genuino y demuestra qué estoy pensando, qué estoy sintiendo.
Las canciones del disco: a grandes rasgos, pueden dividirse en dos grupos. Las bailables, con ritmos latinos y letras sexualmente explícitas (“Contigo yo pierdo hasta mis buenos modales/aunque terminemos como dos animales/Muévete como un invertebrado/yo soy tu cazadora y tú eres mi venado”, dice Gordita , con un “esto a ti te va a calentar” como estribillo) y las baladas de despedida (Sabe Dios/Todo el amor que juramos/pero hoy ya no es lo mismo/ya no vamos a engañarnos, dice, por ejemplo, Lo que más ).
Shakira no se hace cargo de nada. Del acento en lo sexual se limita a esbozar un “¿sí?” y a echarle la culpa a René, de Calle 13, coautor de Gordita . De las rupturas amorosas, dice: “Son momentos que de pronto se eternizan en una canción. Pero siempre digo que no debo andar explicando una canción porque ellas me explican mejor a mí de lo que yo las explico a ellas. Aunque sí, siempre tienen relación directa con lo que me pasa. Pero dejémoslo ahí”. Cuando presentó la canción Sale el sol en el recital del Madison Square Garden, dijo algo así como que el sol volvía a brillar otra vez en su vida después de momentos tormentosos. ¿De qué tormentas hablaba? “Son muy personales. Fue sobre todo a finales del año pasado y principios de éste. Después, de febrero para acá todo se puso mejor. Te puedo contar eso, lo bueno: me he reencontrado (crunch crunch) conmigo misma, me siento un poco más libre, me fui liberando de ataduras, de situaciones que te dejan presa. El cariño de la gente me ha contenido”.
Otra vez el cariño.
Lo he dicho mucho durante la entrevista, ¿no? Debo tener un tema afectivo. A veces un artista puede pasar por un momento de poses y recibir adulación, pero es mucho más especial ser tú mismo y recibir a cambio sonrisas. Es lo que siento en este show: salgo desde el medio del público y eso me da un bienestar total. No me siento observada ni criticada. No tengo que posar para ellos.
El tema del cariño no es sólo una obsesión tuya: cada tanto te publican romances. Con Rafa Nadal, con Gerard Piqué...
¿Quién no está necesitado de cariño? La necesidad primordial del ser humano es la de ser amado, y hay muchas formas de demostrarlo. Otros lo sintomatizan de otra forma: hay gente que se come todo el supermercado, o trabaja hasta que le da un ataque al corazón. Y lo de los rumores es el pan de cada día de mi vida desde que he sido una persona pública.
Suena el gong: un par de asistentes entrar para avisar que el tiempo terminó, que Shakira tiene que ir a atender a la televisión. Un último apretón de manos con Aíto, y adiós. Hace rato que cayó la noche sobre Manhattan.